Una excepcional noche de danza
- La velada ha huido de las galas de danza convencionales, tratando de encontrar un hilo conductor entre piezas y relacionándolas con el estreno de la coreografía que ha dado nombre al espectáculo
- La bailarina y coreógrafa barcelonesa Lorena Nogal (La Veronal) ha deslumbrado con la pieza L’elogi de la fissura
- Afanador, Loca, Preludes C.V o Nachtmerri han incluido pasajes que han fascinado al público que ha llenado el Mirador del Castillo
Peralada, 10 de agosto 2024.- Terra llaurada (Tierra labrada) es una expresión, un título tomado de una obra de Joan Miró –la primera obra surrealista de este artista catalán universal-, muy adecuada para denominar lo que se ha podido vivir hoy en el Mirador del Castell, en el marco del Festival Perelada, que ya casi toca a su fin. Terra llaurada es un canto a la fecundidad en el ámbito de la danza, a la futura cosecha de frutos sabrosos y, haciendo el paralelismo establecido por el propio director artístico de la noche de danza, Aleix Martínez (Barcelona, 1992), es un homenaje al festival ampurdanés, que se encuentra en estos momentos labrando su futuro, esbozándolo, rediseñándolo. Un futuro que se vislumbra brillante. El propio Martínez, que quería huir de la gala de danza convencional entendida como una sucesión de piezas sin ningún vínculo, explica en el programa que “creación, destrucción y regeneración, son sinónimos que laten profundamente en las tierras de Peralada y en sus cosechas. La acción de labrar supone la regeneración de los campos y de la misma vida, un paralelismo simbólico en diálogo con el actual proceso de regeneración del propio festival.”
Brillante ha sido también la actuación de todos los participantes en esta velada. Martínez ha dispuesto una mezcla de talento de casa -pero que se ve obligado al exilio artístico- y talento de fuera, ligado con el estreno de una pieza que da nombre a la velada y que, dividida en tres partes, la religa y la dota de coherencia. Los bailarines Jacopo Bellussi, Henrik Erikson, Albert Hernández, Louis Musin, Lorena Nogal, Martí Paixà, Ida Praetorius, Irene Tena, Ana Torrequebrada y Laura Vargas, conjuntamente con Aleix Martínez, que ha ideado su coreografía en conjunto con todos ellos siguiendo la música en directo, compuesta expresamente para la pieza e interpretada por el músico alto-pirenaico Arnau Obiols, han sido de los protagonistas de las tres partes de Terra llaurada, que ha hecho la función de prólogo, epílogo y también media parte del espectáculo. La coreografía se ha inspirado en la pintura homónima de Joan Miró y en el espíritu del artista, por lo que la concepción de Martínez al respecto del acto creativo es la de construir una realidad nueva a partir de la observación de la ya existente, para goce propio, pero también de los demás. Es decir, la creación es el acto de filtrar la realidad a través del tamiz de la percepción propia y mostrar al mundo su resultado, que es la realidad de uno mismo, una realidad totalmente nueva.
El estreno más antiguo de las piezas que se han visto esta noche data del 2012 -Ssss-, pero el resto han sido creadas entre el 2019 y la estancia que los bailarines han realizado estos días en Peralada para preparar la velada, de forma que la de hoy ha sido una buena manera de conocer parte de lo que se cuece en la danza contemporánea actual, teniendo en cuenta que Aleix Martínez es, desde hace 4 años, bailarín principal de la Ópera Estatal de Hamburgo, una prestigiosa compañía que hasta hace cuatro días, cuando se jubiló, estaba dirigida por el coreógrafo John Neumeier, al que Martínez es muy cercano y que ha creado unas cuantas coreografías expresamente por el bailarín catalán, quien hoy ha interpretado alguna.
La primera parte de Terra llaurada la han protagonizado todos los bailarines y la velada ha continuado con Ssss, un solo de Martí Paixà -bailarín principal del Stuttgart Ballet desde 2021- coreografiado por Edward Clug y con música de Chopin, que se estrenó en 2012 en Stuttgart. Paixà ha vuelto a escena después con el fragmento de Terra llaurada que hacía la función de intermedio, pero ha tenido otra oportunidad de hacerlo, en esta ocasión con Henrik Eriksson, para bailar la pieza titulada Nachtmerri, coreografiada por Marco Goecke y con música de Keith Jarret y Lady Gaga. Ha sido uno de los momentos intensos de la velada, con una danza de calidad casi estroboscópica, con movimientos secos pero muy precisos, en los que parecía que los bailarines se complementaban el uno al otro.
Las bailarinas Irene Tena y Laura Vargas, del Ballet Nacional de España, con música de la palafrugellense Silvia Pérez Cruz y coreografía de Albert Hernández, han mantenido un diálogo absolutamente sorprendente a través del movimiento y a cuerpo desnudo, sobre la locura en la pieza titulada Loca, una creación de La Venidera estrenada en el 2019 en Madrid. Se trata de una pieza muy orgánica, visceral y también muy conceptual tratando de representar sentimientos como la ira, la comprensión o el desasosiego, creada en base al movimiento contemporáneo de la danza española sin ningún prejuicio y que se desarrolla a partir de tres elementos: una cuerda, un taburete y un abanico.
Extracto de Preludes C.V es el título del paso a dos que se estrenó el año pasado en Hamburgo y que han ofrecido al público de Peralada el dúo formado por Jacopo Bellussi e Ida Praetorius. El coreógrafo es John Neumeier y la música es de Lera Auerbach. El propio Neumeier explica que en esta bellísima pieza no hay ninguna historia, que todo es movimiento y que puede haber tantas historias como público pueda haber en la sala. La relación de los bailarines es confusa, cambia con frecuencia y es, por tanto, una pieza impredecible.
El programa ha ofrecido entonces una de esas perlas que son memorables: el magnífico solo de Lorena Nogal, ideado y coreografiado por ella misma con dramaturgia musical de Marcos Morau (La Veronal), titulado L’elogi de la fissura. Ha sido sin duda uno de los mejores momentos de la noche. Esta coreografía, que se estrenó en 2021 en el Sismógraf de Olot, es una reivindicación del proceso de cambio, de la mutación, del camino en busca de la belleza resultante de lo imperfecto o irregular. El dominio del cuerpo de esta bailarina, la perfección en la ejecución de la pieza y su puesta en escena con un delicioso juego de sombras, han convertido los minutos que ha estado en escena en algo sublime. La coreografía de Nogal ha dado paso al intermedio de Terra llaurada y a Nachtmerri, que han precedido el regreso de Aleix Martínez a escena, en esta ocasión junto a Ida Praetorius para bailar el paso a dos Extracto de Beethoven Project II, una fragmento de una coreografía (Beethoven Project II) que Neumeier creó en el 2021 para rendir homenaje al compositor con motivo de su 250 aniversario y en el que la bailarina ha contrapuesto su baile etéreo a la fuerza y energía de Martínez, un hombre torturado.
Uno de los momentos esperados de la velada y que no ha decepcionado ha sido la puesta en escena de la adaptación que se ha hecho expresamente para el festival de un extracto del espectáculo Afanador, del Ballet Nacional de España, estrenado el año pasado, creado, coreografiado -con la colaboración de los intérpretes- y dirigido por Marcos Morau, que han interpretado Albert Hernández e Irene Tena, bailarines cedidos por la compañía española. La dramaturgia de Afanador es de Roberto Fratini, mientras que la música es de Juan Cristóbal Saavedra, que ha contado con la voz inconfundible de El Niño de Elche. Afanador es un espectáculo que se inspira en las sesiones de fotografía de Ruvén Afanador en Andalucía, retratando artistas como Israel Galván, Eva Yerbabuena, Matilde Coral o Rubén Olmo, figuras del flamenco sobre los que lanzó una mirada surrealista que atrajo e inspiró a Morau en este espectáculo.
Antes de cerrar la velada con la tercera parte de Terra llaurada, Alex Martínez ha interpretado un solo, un extracto de la pieza Dona nobis pacem, estrenada en el 2022, que John Neumeier creó a medida para el bailarín barcelonés con música de J.S. Bach y que ha sido recibido como un bálsamo sanador por parte del público del festival. Neumeier explica en el programa porqué es importante para él el título de la pieza “incluso a riesgo de que pueda parecer ingenuo, patético o incluso pretencioso para algunos. Dada la rampante falta de perdón en nuestro mundo, este pensamiento me proporcionó un estímulo importante para profundizar en las complejas composiciones de Johann Sebastian Bach. En mi última temporada como director artístico veo esta creación como una gran oportunidad.” Al final, en el último fragmento de Terra llaurada, todos los bailarines se han reunido en el centro de la escena, mientras Arnau Obiols interpretaba una maravillosa música con sabor a naturaleza y predominio de la percusión a cuyo ritmo han acabado respirando al mismo tiempo tanto los intérpretes como el público, que ha salido del Mirador muy satisfecho.