ROMA SE RINDE ANTE PERELADA

ROMA SE RINDE ANTE PERELADA

Hoy se ha puesto punto final a la edición extraordinaria del Festival Perelada en Roma que ha sido, sobre todo, una celebración. Una celebración que ha unido patrimonio, espiritualidad y creación contemporánea para conmemorar dos hechos históricos: el Milenario de la Abadía de Montserrat y el preludio del 40º aniversario del Festival Perelada. Tres jornadas intensas han convertido la Ciudad Eterna en el escenario privilegiado de este doble aniversario, reafirmando la música como lenguaje universal capaz de unir instituciones, creadores y públicos de todo el mundo.

El 1 de octubre, el Palazzo di Spagna, sede de la Embajada de España ante la Santa Sede, abrió con esplendor la expedición. El cuarteto de saxofones Kebyart desplegó su energía creativa con un programa que transformó la Suite Pulcinella de Stravinsky en un fresco sonoro contemporáneo, interpretó el encargo Ay luna que reluces de Bernat Vivancos, inspirado en el Cancionero del Duque de Calabria, y evocó el cine italiano con la música de Nino Rota. A continuación, la orquesta barroca Vespres d’Arnadí, bajo la dirección de Dani Espasa, rindió homenaje a Corelli con Corelliana, un recorrido por el concerto grosso que incluyó obras de Alessandro Scarlatti, Georg Friedrich Händel y Francesco Geminiani. Su lectura vibrante y llena de contrastes sumergió al público en el barroco europeo, en uno de los escenarios más cargados de historia de Roma.

El 2 de octubre, la atención se centró en el legado del compositor catalán Domènec Terradellas, figura clave del barroco europeo y estrechamente vinculada a Roma. La iglesia de San Pietro in Montorio acogió el concierto Terradellas en la Ciudad Eterna, con la soprano Sara Blanch, el contratenor Juan Manuel Morales, el grupo vocal Cantoría y Vespres d’Arnadí, bajo la dirección de Dani Espasa desde el clave. El programa, formado por tres obras capitales de Terradellas —A los dolores de María Santísima, Dixit Dominus y Laudate pueri—, supuso un estreno en época moderna, ya que estas piezas no se habían interpretado nunca hasta ahora en tiempos actuales. Con fuerza expresiva y rigor histórico, esta recuperación resucitó un legado silenciado durante siglos y ofreció un conmovedor diálogo entre la Cataluña del XVIII y la Roma actual.

Hoy, 3 de octubre, la Casa dei Cavalieri di Rodi y la Basílica de Sant’Anselmo all’Aventino han puesto el punto final con la polifonía renacentista ibérica de Cantoría y con la solemnidad espiritual de la Escolanía de Montserrat y su Capilla de Música, dirigidas por Pau Jorquera y con la participación de la soprano Sara Blanch. Una clausura cargada de simbolismo que ha sintetizado el espíritu de esta expedición: la música como lenguaje universal capaz de transmitir historia, fe y contemporaneidad.

El apoyo institucional y diplomático

Esta expedición extraordinaria, auténtica embajada cultural, ha sido posible gracias a la fraternidad de la Abadía de Montserrat y del Festival Perelada, y al apoyo de la Embajada de España ante la Santa Sede y la Orden de Malta, la Embajada de España en Italia, la Soberana y Militar Orden de Malta, la Generalitat de Catalunya, el Institut Ramon Llull, el Instituto Cervantes y la Fondazione di Arte Sacra de Roma. Durante estos días han acompañado al festival diversas instituciones culturales, entre las que destacan la Accademia Nazionale di Santa Cecilia y el Teatro dell’Opera di Roma.

La presencia de personalidades institucionales y religiosas como la Excma. Sra. Isabel Celaá, embajadora de España ante la Santa Sede; el Excmo. Sr. Miguel Fernández-Palacios, embajador de España en Italia; el Muy Honorable Sr. Salvador Illa, presidente de la Generalitat de Catalunya; el Honorable Sr. Ramon Espadaler, consejero de Justicia y Asuntos Religiosos; la Honorable Sra. Sònia Hernández, consejera de Cultura; el Sr. Eduardo Aznar, cónsul general de España en Roma; el Sr. Luis García Montero, director del Instituto Cervantes; el Ilmo. Sr. Miquel Noguer, presidente de la Diputación de Girona; el Sr. Miquel Brugat, alcalde de Peralada; el Rvdmo. Padre Manel Gasch i Hurios, abad de Montserrat; el Padre Bernat Juliol, comisario del Milenario de Montserrat; el Padre Jordi-Agustí Piqué i Collado, prior de Montecassino; y el Padre Ignasi M. Fossas, abad presidente de la Congregación Sublacense Casinense OSB, así como representantes de la Soberana y Militar Orden de Malta y de la curia romana, ha puesto de relieve la dimensión internacional de este proyecto.

 

El cierre de una edición histórica

Con cerca de 600 personas llenando espacios emblemáticos de Roma, esta expedición ha sido un hito único que ha convertido la Ciudad Eterna en escenario de una auténtica embajada cultural. El Milenario de Montserrat ha impregnado el proyecto con la fuerza de una tradición espiritual y musical que atraviesa siglos, y la Abadía de Montserrat ha sido su pilar espiritual e institucional, con la Escolanía y su Capilla de Música como expresión más viva y simbólica.

“Esta expedición a Roma tiene un origen claro: el Festival de Pascua. Sin él, seguramente no habríamos dado este paso. Allí, y gracias a la complicidad con el Padre Jordi-A. Piqué, pensamos que había una conexión muy buena con Roma, por el repertorio que ofrece la música sacra y antigua y por todos los proyectos de recuperación”, señala Oriol Aguilà, director artístico del Festival. “Y en este camino nos hemos reencontrado con Montserrat como compañero de viaje. Nos hemos abrazado y nos hemos dicho: vamos juntos. Y juntos hemos hecho más grande esta aventura.”

En estos días, Perelada ha proyectado aquello que lo ha definido a lo largo de cuatro décadas: la excelencia artística, el diálogo con el patrimonio y la apuesta por la creación propia. La vitalidad contemporánea y la audacia del cuarteto Kebyart, el esplendor barroco y el rigor historicista de Vespres d’Arnadí, la voz luminosa y virtuosa de la soprano Sara Blanch —artista residente en Perelada en 2016 y hoy con una trayectoria internacional consolidada— y, finalmente, la energía renovadora de Cantoría, formación emergente de la nueva generación especializada en música antigua, han sido ejemplos vivos de esta vocación. “Siempre hemos dicho que somos un festival de fidelidades. Estas fidelidades, construidas con el tiempo, dan como resultado la constancia y la excelencia artística. Los conciertos que hemos vivido en Roma son la mejor prueba de ello”, ha declarado Aguilà. “Queríamos que se manifestara más que nunca que un festival tiene lugar en espacios únicos y que es una experiencia de una duración concreta, con un inicio y un final y, por tanto, es intensidad, diálogo con el patrimonio, monumentalidad y complicidad con el entorno. Esto lo hemos intentado hacer con la programación que hemos presentado en Roma, donde todos los programas establecían un diálogo con el espacio que los acogía: el concierto Corelliana, celebrado en el Palazzo di Spagna, presentó obras de Alessandro Scarlatti —junto con otros maestros del barroco italiano— en el mismo lugar donde el compositor había estrenado algunas de sus piezas; Sant’Anselmo all’Aventino con la Escolanía de Montserrat, que es la sede mundial de la Confederación Benedictina; o el programa dedicado a Domènec Terradellas, quien mantuvo un vínculo estrecho con Roma, ciudad donde desarrolló una parte decisiva de su trayectoria y donde se consolidó como maestro de la música sacra y operística.”

Con la puerta abierta a nuevas expediciones, el Festival Perelada reafirma su vocación internacional y el compromiso con los artistas y formaciones de casa. En esta línea, la dimensión profesional también ha sido clave en esta expedición: estos días se han mantenido contactos bilaterales con programadores e instituciones, y se ha abierto una agenda de trabajo activa en el ámbito de la música antigua, la música sacra y la nueva creación. Esta edición romana ha sido una celebración majestuosa que ha unido patrimonio, espiritualidad y creación contemporánea, consolidando a Perelada como una plataforma cultural de primer nivel y proyectando sus valores y su excelencia artística en los grandes escenarios europeos.