VIERNES SANTO DE ALTO VOLTAJE
El oratorio La Giuditta de Alessandro Scarlati (1660-172) para tres voces y con libreto de Antonio Ottoboni (1646-1720), también conocida como La Giuditta de Cambridge, haciendo referencia al lugar donde está guardada la partitura manuscrita de la obra, sonó hoy en la iglesia del Carmen del Castillo de Peralada con gran virtuosismo vocal y musical.
Ésta ha sido la duodécima colaboración entre esta formación barroca y el festival ampurdanés y es la primera vez que la orquesta catalana ha interpretado un oratorio entero de Scarlatti. En este caso, se ha optado por la segunda versión que hizo el compositor italiano de la obra, que pasaba de cinco a tres voces y que nada tiene que ver musicalmente con la anterior, pero sí con la temática. Giuditta fue un tema muy recurrente en la época, también entre los artistas plásticos, que nos remite al mito de Judit, la heroína hebrea que liberó a la ciudad sitiada de Bethulia después de seducir y decapitar al general Oloferne. La orquesta ha hecho gala una vez más de su virtuosismo muy bien dirigido en todo momento por un atento y magistral Dani Espasa.
Una de las máximas expectaciones que generaba la velada era escuchar a la soprano barcelonesa Serena Sáenz en el repertorio barroco, una vertiente todavía bastante inédita en ella. Arropada por la temperatura de una iglesia del Carmen al completo, la soprano de gran musicalidad y agudos luminosos ha dejado muy claro con esta Giuditta, que tiene mucho que decir y un largo recorrido en el campo de la música barroca. Serena ha cantado junto a artistas de referencia del barroco a nivel internacional como el tenor Thomas Walker, quien ha demostrado ser un gran y expresivo Oloferne defendiendo el rol con gran solvencia vocal, y el contratenor Xavier Sabata, uno de los nombres habituales del ciertamente quien ha maravillado como Nutrice y ha dejado sin aliento al público con su íntima interpretación de Dormi, o fulmine di guerra con su timbre cálido, afinación pulcra y gran expresividad.
Entre la primera y la segunda parte del oratorio, la orquesta ha interpretado a Concerto Grosso nº5 también de Alessandro Scarlatti, a inspirándose así en las tradiciones de la época, cuando durante los descansos, se ofrecía un pequeño refrigerio o se interpretaba música instrumental.
Hace tiempo que el barroco se ha establecido en el Festival Castell de Peralada y esta Giuditta ha demostrado ser la gran apuesta musical del festival en esta nueva edición de Pascua. El concierto de esta noche ha sido grabado por Catalunya Música para ser emitido en los próximos meses.
Responsorios de Tinieblas para Viernes Santo
Por la noche, la música sacra ha sido la gran protagonista. El Officium Tenebrerum de Viernes Santo ha resonado por toda la iglesia del Carmen invitando al público a dejarse llevar a través de la polifonía de las voces de Cantoría para iniciar un viaje hacia la espiritualidad.
Especializado en la interpretación de polifonía vocal del Renacimiento ibérico, el cuarteto Cantoría, nacido en el seno de la ESMUC, se adentra con este Oficio de Tinieblas del Viernes Santo de Tomás Luis De Victoria (1548-1611) en el mundo de la música sacra. Con este espectáculo, que han ofrecido finalmente con 7 intérpretes (uno de los componentes no ha podido viajar a Peralada por indisposición) y con Joan Seguí en el órgano, el conjunto vocal ha podido profundizar en sus raíces más espiritual, ofreciendo al público unas interpretaciones muy pulcras y delicadas a la vez que una hermosa dicción. La ceremonia litúrgica, que ha combinado la polifonía sacra con el canto gregoriano, ha transcurrido en torno a un tenebrario confeccionado por la ocasión.
La liturgia de este oficio requiere las sombras previas al amanecer y un tenebrario de quince brazos – un candelabro de forma triangular con quince velas dispuestas escalonadamente, que se van apagando progresivamente durante la celebración- y las carracas que suenan mientras la última vela se apaga. De este modo, el templo se va dejando a oscuras, en tinieblas.
El programa de esta noche, Cantoría ya lo interpretó en el Festival Espurnes Barroques y hoy, ha debutado en el Festival Castell de Peralada compartiendo nuevamente esta experiencia intensa y bella, no sólo por la belleza de la música, sino por la atmósfera que se genera, puesto que el concierto de esta noche remarca el sonido de la polifonía, pero también la parte escénica y el ambiente de la época. Un concierto espléndido que terminado con grandes alabanzas.
Tomás Luis de Victoria musicalizó algunos de los números del Laudes, la Pasión y motetes para la Adoración de la Cruz. Para la recreación de esta joya de la polifonía hispánica, el grupo ha trabajado con el Padre Jordi Agustí Piqué, decano-presidente del Pontificio Instituto Litúrgico de Roma y monje de Montserrat. El concierto forma parte del Plan de Cultura en Áreas no Rurales del ECOS Artes de la Región de Murcia.
El concierto de esta noche ha sido grabado para ser emitido el próximo lunes de Pascua en Ràdio Estel.